Desde la inauguración de las obras de remodelación y ampliación del servicio de Pediatría del Hospital Provincial Neuquén Dr. Eduardo Castro Rendón que se realizaron el año pasado, comenzó a funcionar en el lugar un nuevo espacio destinado a niños y niñas internados llamado Sala de Juegos Terapéutica.
A más de un año del funcionamiento de la sala, María Paula Navarro, licenciada en psicología, y Victoria Santángelo, licenciada en acompañamiento terapéutico, realizaron un balance del trabajo realizado. Ambas, junto con Sofía Ibarra y Belén Weiner, licenciadas en psicología, conforman el dispositivo que trabaja en la sala de juegos con los niños y niñas que se encuentran internados en el Servicio de Pediatría. Este dispositivo depende del Servicio de Salud Mental del hospital.
Navarro recordó que “la sala de juegos surge con la ampliación del servicio de Pediatría, y tiene la particularidad de que está todo el tiempo abierta” y agregó que “la diferencia radica en que cuando va nuestro dispositivo a la sala se transforma en algo llamado sala de juegos terapéutica, porque nosotras somos facilitadoras del juego. A veces nos acompañan residentes o personal que está rotando, y se incorporan al dispositivo para conocerlo”.
“Asistimos con unos muebles lúdicos donde tenemos posibilidades de jugar con más juguetes”, dijo y agregó: “La sala quedó dentro de Pediatría y esto es importante, porque en otros hospitales está fuera de este servicio”.
Más de un año del dispositivo
Navarro comentó que “a más de un año de trabajo podemos decir que los niños y niñas que acceden a la sala tienen una movilidad en su cuerpo y un estado de salud que se lo permite. Creemos que el proceso ha sido favorable para ellos”. Señaló que “quienes llegan deben armar un vínculo con nosotras y saber que es un espacio que no va a estar intervenido, excepto que el niño o la niña dé su consentimiento”.
Por su parte, Santángelo indicó que “en las dos horas de juego que tenemos y en función de la cantidad de niños, los seleccionamos por edades y armamos grupos. La idea no es solo que jueguen con nosotras, sino que jueguen entre ellos. Muchas veces están internados en la misma habitación y no han tenido contacto”. Agregó que “pasan muchas horas al día, sobre todo pacientitos oncológicos que pueden tener mucho tiempo de hospitalización. Depende de la patología que tengan. Promovemos que jueguen entre ellos también y es muy lindo, porque desde ahí se conocen y a veces nos piden algún juego para llevarse a la habitación y seguir jugando”.
“Cuando terminamos de jugar les preguntamos cómo se sienten, y en la mayoría de los casos expresan que se sienten mejor, que se quieren quedar”, dijo Santángelo y añadió: “Hay otros juegos que quedan ahí. Es un lugar que los ayuda a pasar mucho mejor la internación”.
“El juego está pensado de acuerdo a las edades, y lo que hacemos es abrir un placard donde están los juegos y dejamos que ellos elijan, porque va a tener que ver con su condición física y la posibilidad de trasladarse desde la habitación a la sala de juegos”, comentó Navarro.
Un trabajo conjunto
“Trabajamos con el resto de los profesionales de la salud, porque la sala está ubicada en el corazón de la internación de pediatría. Ellos nos dicen quiénes están o no en condiciones de jugar, de acercarse a la sala de juego y también quiénes pueden jugar, pero en la cama. También nos acercamos si el niño o niña lo desea”, dijo Santángelo.
Por otra parte, Navarro expresó que “hemos aprendido que nosotras acompañamos la intervención en la internación. La sala de juegos es un espacio facilitador que mientras estamos nosotras tiene que ver con la salud mental, pero que cuando nos vamos queda abierto para que lo sigan usando. Esta fue una idea del servicio de Pediatría; es una herramienta más de trabajo dentro del área”.
“Me gustaría destacar el acompañamiento que tenemos para trabajar desde el servicio de Pediatría y desde Enfermería del lugar. Es muy importante para nosotras”, concluyó.
La sala de juegos terapéutica también funciona como aula hospitalaria para los pacientes pediátricos internados en el hospital todos los días por la tarde. Se fue consolidando como una muy buena estrategia, enmarcada en la humanización que el equipo de salud sigue construyendo en su práctica diaria de acompañar el sufrimiento y el dolor que generan estos problemas en los niños, niñas y sus familias.
El juego le permite al niño expresar sus emociones, elaborar sentimientos y pensamientos, y por lo tanto enfrentar el estrés y desarrollar sus capacidades durante su internación. La escolarización le permite dar continuidad a las trayectorias escolares en esta etapa, a veces prolongada, como un derecho reconocido por los equipos y las instituciones: Salud y Educación. El espacio y el tiempo de ambos, juego y escolarización, se constituyen en organizadores saludables de sus vidas en esta etapa y experiencias reales del poder y del disfrutar tanto para ellos, sus familias y los equipos.